La Ley del Deporte

FEDERICO "EL LOBO" MULLER

LAS ANFETAMINAS Y METANFETAMINAS

Los humanos hemos buscado la manera de alterar nuestro estado mental o nuestra conciencia con drogas naturales desde tiempos «inmemoriales». Pero a principios del siglo 20 ya se empezó a experimentar en los laboratorios drogas sintéticas para crear algún tipo de experiencia nueva. El uso de químicos para alterar el humor, ya sea para uso recreativo como terapéutico, fue muy usado en las guerras, pero luego prohibidos por nocivos. Eso ha creado una industria clandestina que las fuerzas no pueden contener.

La anfetamina es un producto sintético, químico, potente y estimulante que al consumirla impacta en nuestro sistema nervioso. Es utilizada con fines terapéuticos, pero también como droga recreativa o para mejorar el rendimiento deportivo. Y la metanfetamina se creó a partir de la droga original anfetamina, a la que se le agregaron ingredientes y nuevos procesos. Al comienzo se la utilizó en descongestivos nasales e inhaladores bronquiales. Pero después, como un estimulante poderoso y sumamente adictivo, que también afecta nuestro sistema nervioso central.

Estas drogas pueden causar aumento del ritmo cardíaco, subida de la presión arterial, y un daño en los vasos sanguíneos del cerebro, por eso pueden conducirnos a un derrame cerebral.Además, con «las anfetas» tenemos un comportamiento ansioso, nervioso, hiperactivo, alterado, y errático. Una persona se puede sentir relajada, luego eufórica, al rato ansioso, irascible, y finalmente terminar delirante, paranoico, violento y «picante».

La droga incluye muchas sustancias químicas peligrosas como acetona, amoníaco, fertilizante, éter, fósforo rojo, y litio. Más la basura que los narcos consideran agregarle. Nada de esto tiene algo bueno que hacer en nuestro cuerpo. La anfetamina y la metanfetamina causan un aumento en la actividad y locuacidad, nos disminuyen el apetito, y nos generan una sensación placentera de bienestar y euforia. Para luego vivir «dando lástima» y sufrir un «derrumbe», donde quedas bajo «una montaña de horror». 

Cuando la metanfetamina se aspira o se toma por boca, produce euforia y placer en unos minutos. Pero cuando se fuma o se inyecta, llega al torrente sanguíneo y al cerebro con mucha más rapidez, lo que causa una «bomba de placer». Ese «relámpago» es una sensación extremadamente placentera. Lo que amplifica la posibilidad de una adicción y el deterioro nuestro como personas.

Como los efectos «celestiales» de la metanfetamina desaparecen, las personas tratamos de mantener ese estado de euforia consumiendo más cantidad y con mayor frecuencia. En algunos casos, caemos en la «caravana” y luego «descarrilamos» mal. Hasta llegar a lugares muy oscuros, a veces entre la vida y la muerte. No comemos ni dormimos durante varios días. Y en el medio haciendo todo tipo de locuras. Cuando colapsamos se nos avecinan más momentos «satánicos».

Los efectos dependen de acuerdo a las personas, sus circunstancias y el producto, como siempre. Pero normalmente elimina el apetito, el sueño y la fatiga, favorece la sudoración, las contracciones de la mandíbula, unas pupilas irritadas, y picazón en la piel. Y luego todo una psicosis tóxica anfetamínica. Que es el «kit completo» para querernos morir de una.

El uso de la metanfetamina en forma prolongada tiene muchas consecuencias negativas, incluidos cambios funcionales y moleculares en nuestro cerebro. Cuando te encajas se libera una catarata de dopamina sumamente tranquilizante, pero el cuerpo va bloqueando su re absorción, lo que hace que sigamos consumiendo, pero no absorbamos, por eso va dejando de pegarnos. Y vamos cada vez más seguido a lo de «El Tranza» para sostener esa euforia, y no caer en el «mambo negro» de la desolación.

Los consumidores crónicos de metanfetamina pueden tener dificultad para sentir cualquier otro placer que no sea el derivado de esa droga, lo que intensifica el abuso. Ya no me copa nada, solo las drogas… El organismo dejó de liberar, por ejemplo, dopamina por el exceso de ingreso. 
La abstinencia de la metanfetamina ocurre cuando un consumidor crónico abandona el consumo, y los síntomas incluyen ansiedad, nerviosismo, depresión, fatiga, desmotivación, y un deseo intenso de consumir la droga. Es un malestar por entrar en «abstinencia», insoportable, literalmente. Estás tan mal que te «clavas» cualquier cosa que te calme. Como un «Rivo» o un Whisky.

Los consumidores crónicos también hemos presentado síntomas del tipo psicótico como paranoia, y alucinaciones visuales y auditivas. Parece que estamos en una película de terror. Y la mala noticia es que los síntomas psicóticos a veces pueden durar varios meses o años, inclusive hasta después de que uno haya dejado de consumir.

Los estudios en consumidores crónicos de metanfetamina han revelado serios cambios estructurales y funcionales en áreas del cerebro asociadas con la emoción y la memoria, lo cual explica muchos de los problemas emocionales y cognitivos que nos quedan. No sentimos mucho por nadie y no nos acordamos de nada…
La anfeta y la meta anfeta alteran las estructuras cerebrales que intervienen en la toma de decisiones y la capacidad de suprimir esos comportamientos que han sido hiper contraproducentes. Quedamos vegetando, haciendo nada, esperando que nos agarre un rayo y nos cambie, o que nos llegue la hora de «descansar en paz».

El consumo puede causar daños irreversibles en el cerebro, y favorecer el Parkinson o la demencia. Además de las consecuencias neurológicas y conductuales del uso indebido de la metanfetamina, también se sufren efectos físicos, como adelgazamiento, caries dentales, acné, temblores, cabello seco y sin vida, pérdida de los dientes, y llagas en la piel.

La anfetamina y metanfetamina encima aumenta el riesgo de contraer o transmitir el VIH y la hepatitis B y C, no solo en las personas que se inyectan la droga, sino también en todos los consumidores. Se propagan principalmente a través de la reutilización o el uso compartido de las tarjetas y los «canutos».

El uso indebido está asociado con una cultura de comportamiento sexual riesgoso, que puede atribuirse al hecho de que aumenta la libido y necesitamos de sexo desesperadamente para sentir algo de placer. Muchos las personas se recuperan si y solo si el consumo ha sido lo bastante leve como para no dañar irreversiblemente las funciones nerviosas naturales del cerebro y del resto del organismo.

Existen medicamentos antipsicóticos que pueden mejorar y ayudar a un paciente en su tratamiento de su adicción a las drogas. Siempre administrado por un médico psiquiatra especialista en adicciones y con su debido seguimiento. La prevención y los programas de alcance comunitario, sirven para que los chicos sanos no se enfermen, y para que los consumidores de drogas puedan cambiar su mirada y pedir ayuda. Ser adicto es un problema grande, pero no podemos subestimar la grandeza humana, de nuestro poder de recuperación. La historia nos demuestra con millones de casos de personas que, acorraladas entre la espada y la pared, han sacado recursos extraordinarios que creían perdidos o no tenido, para poder sobrevivir, recuperarse y empezar a ser, y crecer.

Todo ser humano tiene uno o varios motivos para vivir. Tenes que buscar cuál es el suyo: un sueño de una empresa, un hijo, una madre, un libro, una profesión, una fundación, un club… Y en la base siempre está el amor por alguien, o por algo.

«El amor y el motivo es la chispa que enciende el motor, y es la gasolina que nos termina llevando a nuestra recuperación».

CHARLAS SOBRE CONDUCTAS PROBLEMÁTICAS

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