La Ley del Deporte

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¿QUIEN FUE CARLOS MONZON? POR LA LEY DEL BOXEO

Carlos Monzón nacio en San Javier, provincia de Santa Fe un 7 de agosto de 1942. Cumpliría 78 años. Pero murió a los 52 años en un accidente de auto en Los Cerillos un 8 de enero de 1995. Quedó tendido en ese mismo piso de tierra que lo vio nacer. De espaldas y boca arriba. Como escuchando «la cuenta». El accidente ocurrió en una salida que le otorgaron de la cárcel, mientras cumplía un condena de once años por haber sido hallado culpable de matar a la ex bailarina exótica uruguaya Alicia Muñiz.

Carlos Monzón fue el boxeador mas grande de todos los tiempos que ha producido el boxeo argentino. Uno de los mejores boxeadores latinos y uno de los diez mejores boxeadores de la historia. El hombre pegaba muy fuerte desde todas las distancias. Su secreto estaba en las piernas. Siempre golpeaba bien afirmado. Y tenia gran resistencia. Con una puntería y precisión «quirúrgica». Por más que se le muevan siempre daba en el blanco.  Y con la derecha «agujereaba». Monzón nació con el ADN de campeón mundial.

Monzón tuvo una de las más trágicas historias también. Una infancia muy pobre en un pueblo repleto de descendientes aborígenes Mocovíes. San Javier es uno de los pueblos más antiguos de la Argentina, con una historia muy prolongada de guerras contra el gobierno y contra su capital Santa Fe. A principios del siglo 20 muchos habitantes fueron muertos, otros oprimidos, y los más «afortunados» perseguidos. Allí nacio un hombre hambriento que con el tiempo iba a torturar la división más glamorosa de todas.

Carlos laburó desde los ocho años hasta llegar hasta lo más alto que una persona puede acceder, para finalmente terminar preso por asesinato y luego muerto. Se dice que en la cima existe solo un camino: «la caída». En el medio todo. Monzón fue y es nuestro orgullo nacional en el deporte más violento y apasionante del mundo.

Su entrenador fue Amílcar Brusa. Cuando lo conoció, recién tenía siete peleas como aficionado. Con don Amílcar Brusa hizo 80 peleas más como amateur y 100 como rentado. Lo que Don Amílcar decía Monzón hacía.

Se hizo profesional en 1963 y compiló un récord de 17-3 en sus primeras 20 peleas. Un buen récord, pero nadie se imaginaba lo que iba a suceder. Monzón (87-3, 59 KO) no iba a perder nunca más en su vida. «Carlitos» estuvo 83 peleas invicto, y frente a gran nivel de oposición. Una de las mejores «rachas invictas» de la historia del boxeo.

Monzón sabia usar sus grandes condiciones físicas. Sencillo y eficiente. Y con una gran eficacia. Era eficaz porque noqueaba sus rivales, eficiente porque lo hacia sin gastar energías sin sentido. Monzón era una maquina perfecta del boxeo.

Monzón gana el campeonato Eduardo Lausse, organizado por Juan «Tito» Lectoure, para promover jóvenes valores.  Cuando Carlos Monzón pelea por el titulo mundial era conocido, tenía condiciones y deseos de ser campeón mundial. Pero no era una super estrella ni siquiera en Argentina. Mucho menos se pensaba que le iba a ganar a Nino Benvenuti en Italia. Era considerado un rival de poco riesgo. Error general. Monzón venía dominando a Benvenuti, antes de noquearlo con una derecha tenebrosa en la Pelea del Año 1970. La cuenta del relator Santos Nicolini que grita «Monzón Campeón del Mundo» dio vueltas al planeta.

Carlos se convirtió en una estrella de la noche a la mañana, en una hiper atractiva figura deportiva y cultural. Un macho salvaje que exudaba virilidad y brutalidad. Se manejo en círculos sociales muy altos, jamás imaginados desde que era un pibe, salía con estrellas del cine y la televisión de París, Roma y Buenos Aires. Hasta el mismo actuaba en películas y era invitado a todos los programas . Su romance con la glamorosa actriz Susana Giménez cautivo a las masas. Él la hizo famosa a ella y a muchísimas más. Muchas loquitas que lo usaban como trampolin a la fama, lo volvian loco, lo engatusaban, le mentían, le robaban, y luego lo denunciaban. Por fama y dinero. Las botineras nos arruinaron más de un ídolo. Y nadie les dice nada. Son las víctimas de la pelicula.

Después de ganarle a Benvenuti todo cambio. Cuando Monzón peleaba acá en la Argentina o en el extranjero eran grandes acontecimientos. Se paraba todo mientras duraba la acción. Había vengado sus únicas tres derrotas, luego le ganó a tipos como Bennie Briscoe, Emile Griffith, Jose «Mantequilla» Nápoles, Jean Claude Bouttier, y Rodrigo Valdez. Antes de retirarse con 14 defensas exitosas, cuando se convenció de que había empezado a declinar ya con sus 35 años.

La vida de Monzón cambió radicalmente gracias a su propio esfuerzo y condiciones. Las mujeres adoraban esa cara osea, cuerpo «tallado a mano», mirada amenazadora y sonrisa real. Había estado preso cuando recién arrancó su carrera. Su primera mujer, María «La Pelusa» García, le había pegado dos balazos en una trifulca. Uno en el brazo y otro en el hombro, pero se recupero… «La Pelu» fue la mujer de su vida. Ella si realmente lo quiso. Y el no supo cuidarla.

El 14 de febrero de 1988 dos vidas fueron destruidas por un incidente que es de los más conocidos. Monzón y su segunda mujer, la ex bailarina exótica de Uruguay, Alicia Muniz, estaban de caravana en una casa de Mar del Plata. Los detalles siempre se van debatir, pero Muniz terminó cayendo del balcón y fue encontrada muerta. Monzón fue arrestado, y el país no durmió. La gente otra vez prendida a los televisores, pero ahora mirando el juicio, devorando cada instante de información disponible. Igual a como estaban antes, pero ahora enfrentando muy serias acusaciones. Monzón siempre mantuvo su inocencia. Jamás confesó que la mató. Fue sentenciado a once años en prisión.

En la cárcel se lo veía como a un hombre abatido. Se volvió creyente y sumiso. Luego la historia se convirtió más triste todavía. Estaba por ser liberado, viajaba con un acompañante en auto, se despistaron y volcaron. Mueren los dos. Así termina la historia de uno de los deportistas y figuras más grandes que dio la Argentina. Se hizo una estatua en homenaje a él, pero unas activistas femeninas y funcionaros complices de estas señoras levantaron el homenaje al máximo boxeador que dio la Argentina. Asquerosa decisión, siempre según La Ley del Boxeo. Todos nos «mandamos alguna». Cuantos hijos de puta tienen estatuas, calles, escuelas, clubes, honores, y nadie dice nada. Que ganas yo, ahora mientras escribo, de matar alguno, o a alguna…

La mayoría lo recuerda como un héroe. Un idolo. El que lo logró. Unos pocos depositan su malestar juzgando a un hombre «en la lona». Nunca hubo otro campeón como Carlos Monzón. Ya no habrá. Hoy los campeones ya no son así. Todo ha cambiado. El es el numero uno de nuestra rica historia. La gente en su gran mayoría quiere recordar eso. La Ley del Boxeo también.

LA LEY DEL BOXEO (MARTES 20 HS matrix 94.9).

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