La Ley del Deporte

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PILOTOS DE FIAT 600 «LALO» BONELLI Y «YUYO» GROSS EN LA LEY DEL DEPORTE (28/5/20)

La Ley del deporte recibió a dos amigos y pilotos de uno de los autos más simpáticos y representativos de los años 60 y 70. El Fiat 600. La “vida” de este auto comenzó el 9 de marzo de 1955 en Ginebra como un prototipo. Caro y hermoso. En 1960 ya era un modelo que se fabricaba en serie. Fueron poco más de dos décadas las que duró en el mercado.

Aún siguen dando que hablar. El inmortal Fitito. Siempre un Fito envuelto en una nube de humo anda dando vueltas por ahí. Y generando sonrisas… Chiquito, petizo, redondeado, aventurero, y con el motor en el baúl.

«El Fitito” nunca muere. Más de uno busca alguna unidad que haya quedado tirada en un garaje para restaurarlo como reliquia de colección. O para «dar la vuelta al perro». ¿Quién no estuvo en una aventura sobre un uno alguna vez en su vida? Y los invitados de hoy «ni hablar». Amigos, Pilotos de Fiat 600 y archi conocidos en nuestra ciudad. Tienen más aventuras que Chatran. De viajes, travesuras, giras, velocidad y grandes emociones en «El Deporte Motor». Bienvenido «Lalo» Bonelli y «Yuyo» Gross a Radio Matrix Continental 94.9

«Lalo» Bonelli: «Hola, Lobo, gracias por esta invitación. Debute en el 81 en el Autódromo de Juan 23 en Estancia Grande. Tengo un primo que siempre corrió y me llevaba a las carreras. Fue un referente. Mis viejos me compraban autitos para que juegue. Leía la revista Auto Mundo. Seguí siempre el automovilismo. Fue mi primera pasión».

«Yuyo» Gross: «Yo de chico siempre miraba. Íbamos a Chacabuco, San Lorenzo, Rafaela, a pilas de lugares a ver Turismo Carretera. En ese momento todavía se corría en rutas. Pocas en un autódromo. Nos íbamos todo el fin de semana de viaje especialmente a ver carreras de autos. Y ahí comíamos, salíamos, dormíamos… Llegaban desde todos lados del país. Todos. Si te gusta el automovilismo vas a cualquier lado. Lo seguís cada vez que podés».

«Lalo» Bonelli: «Me acuerdo que me «hacia la rata» en la escuela y me iba al taller de «El Chivo» Castelli. No se hace, pero lo hacía. Me quedaba todo lo que podía ahí con él y con toda la gente. Me gustaba mucho ese mundo. En el café nos llegó un dato de que se vendía un Fitito en «La Y Griega». Decidimos mirarlo, juntar algo de plata entre todos, comprarlo, y hacer un auto de carrera».

«Yuyo» Gross: «Elegimos a Lalo. Primero como piloto. Yo arranqué después. No te cobraban nada por llevarles el auto a los mecánicos. Si se lo llevabas mejor. Les gustaba meter manos en un auto de competición. Para ganar. A ellos. Nos gustaba a nosotros. No sabíamos si teníamos la capacidad para conducir o si nos daban los huevos. Éramos una incógnita. Nos «gustaría» correr… Pero no sabíamos si íbamos a poder hacerlo más o menos bien».

«Lalo» Bonelli: «Juancho» Long fue el artífice de que los dos tengamos los autos en condiciones. Una pasión por los fierros y un compromiso tremendo de Juan con los autos y los pilotos. Un tipo como él es fundamental para que salgan las cosas. Primero debuto yo en la última fecha del 81. Al otro año corro como quince y gano, que sé yo… Capaz que siete. Empecé a andar fuerte.».

«Yuyo» Gross: «Yo arranco el otro año. El Gordo Opel, otro amigo, tenía un auto, pero el padre no lo dejaba correr. El Lalo me prestó dos motores y «Juancho» Long los puso a punto. Andábamos todos los días metido adentro. De 18 hasta la media noche. Fue una época hermosa. De generosidad, compañerismo. O por los menos de conocidos. En las carreras el Comisario Deportivo nos quería a todos por igual. Éramos amigos y rivales. En esa época estaba «El Flaco» Fochesatto que ganaba siempre. El gran protagonista. Un gran piloto. Y enseguida «Lalo» le empezó a hacer fuerza desde atrás. Le ganaba o lo asustaba por lo menos. «Lalo» empezó a ganar muchas carreras y el Flaco se preocupó por mejorar también. Y así es como creció la categoría, con competencia. Pero sana. Éramos todos amigos. Y aficionados…».

«Lalo» Bonelli: «»Mi novia, quien es mi mujer hoy en día, estudiaba Arquitectura en La Plata, se iba y me compraba en Buenos Aires los repuestos que necesitábamos… Y  me los mandaba para acá a Concordia. Corríamos acá, en Juan 23, Villaguay, Salto, Concepción del Uruguay, en Federación en el medio de la ciudad nueva. Lleno de gente aplaudiendo. Era hermoso. Toda para nosotros que éramos como veinte locos. ¿Cuándo pasa eso? Muy pocas veces».

Yuyo Gross: «El ganador de la carrera fue «El Lalo» con su máquina dorada y su clásico casco gris, jaja. El grueso del público podía ver todo desde el «palco» que se construyó, a la altura del predio donde hoy está la plaza, antes era un descampado y desde ahí se podía ver casi todo el recorrido».

En la nueva Federación el parque cerrado estaba sobre la avenida Pío XII, (hoy desfilodromo), lugar en que se largaron las pruebas y a la vez era la recta del «autódromo callejero». Se largaba desde el centro de la avenida Pío XII hacia Inmaculada Concepción y por esta hasta calle Los Claveles, se ascendía hacia Alberdi siguiendo hasta la avenida 25 de Marzo haciendo el retome sobre una rotonda antes de la avenida San Martín. Desde allí se hacía el retome por Yrigoyen hasta Las Rosas, para descender y terminar en la avenida Pío XII. La competencia tenía 18 giros al circuitos.

Ese fin de semana es un grato recuerdo que los federaenses guardan porque se dio en un momento en que se tenía muy fresco el desarraigo y había que hacer «querencia». Y las actividades del fin semana eran una gran ayuda para ir adaptándose a la vida nueva. Y diluir un poco la melancolía de la vieja y siempre querida Federación.

«Lalo» Bonelli: «Tengo dos sobrinos en Turismo Carretera entonces sigo prendido. Me entusiasmo y voy. Soy «tuerca». Y tengo a mi hija que le encanta y me «arrastra». Estoy pendiente si los gurises andan bien. Ese es mi vínculo en estos momentos con el automovilismo. Y cuando vamos a ver carreras desde afuera del alambrado, a comer, tomar, y a divertirnos con amigos. ¿Vos sabés lo que es un autódromo de noche con veinte mil personas adentro?. Los fuegos, el humo, la música, los cuentos… Eso es tremendo. Eso, a los que le gustan los fierros, nos encanta».

«Yuyo» Gross: «Para correr sentiamos nervios como todo el mundo. Ansiedad a ver como ibas a andar. Emoción. Que arranque… Obvio. Pero siempre algo de confianza te tenías que tener. Si no no te podés subir. Tampoco en un Fitito el riesgo de un accidente era demasiado grande. Había, pero normalmente no pasaba nada. Era una categoría de semillero. De ahí salió «Chiqui» García, «El Polaco» Castelli, «El Turco» Alalí, «Resorte» Linares, «El Popi» Forte, «Pancho» Rodríguez, «El Polaco» Moriel, «El Burro» Cutro, un montón de gente. Luego yo pasé al Rally, que otro día lo conversamos si querés, así no mezclamos todo «Lobito».

«Lalo» Bonelli: «Lo mejor que nos dejó fue la amistad para toda la vida, las historias. Una época que se la pude transmitir a una de mis tres hijas. En su momento le insinué un karting… por si quería arrancar. Nos conectan mucho los autos. Ella sigue mucho a Nadia Cutro. Y todo el mundo me conoce por el automovilismo. ¡Y me gusta que así sea!».

Estos dos son super conocidos en Concordia. Sino los conocés sos un forastero». Pero son conocidos, más que nada, por juntarse con los amigos a compartir y por el automovilismo. Como los concordienses por el castillo y la naranja… O, como nosotros los rosarinos, por el fútbol. Y el menú de gato…

RADIO MATRIX 94.9

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