La Ley del Deporte

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CORREDOR IGNACIO VALIN EN LA LEY DEL DEPORTE (28/01/18)

El corredor Ignacio «Nacho» Valin tiene solo 23 años, pero de un ascenso meteórico como corredor. Rápido, fuerte, uno de los mejores de concordia. Metió 32′ en la Maratón Internacional de Reyes, clasificando 3° entre los de nuestra ciudad,  a 2′ y «monedas» del olímpico Federico Bruno.

Esto dejo este pibe de barrio María Goretti, que siempre soñó con «destacarse en algo», que jugo al futbol en Comunicaciones, boxeo en el Municipal, ha sido herrero, carpintero, un «todero»… hace medio de todo. Encima es Guitarrero y Trovador, anda tocando la armónica en su zona bajo su cielo sureño.

«Nacho» esta en el I.S.E.F. (Instituto Superior de Educación Física) en una etapa bastante avanzada. Esta felizmente de novio y esto y aquello y más todavía. Su historia es ejemplar y es para conocerlo a este pibe:

«Yo soy de zona sur, del María Goretti, siempre soñé con hacer deportes. Mi papa y mi mama me alentaban siempre. Ellos querían que este jugando como cualquier chico de la cuadra. Si me portaba mal, jamás la pena era quedarme sin el futbol con mis amigos o dejar de hacer algo sano, me sacaban otra cosa pero nunca el deporte».

«Jugaba al futbol en Comunicaciones, que es el club del barrio, cruzaba «la defensa» (Defensa Sur contra la maldita inundación) y ya estaba en la cancha, pero me angustiaba porque casi no me ponían a jugar. Me acuerdo que una vez éramos 12 con el arquero incluido, y fui al banco, mire solo todo el partido, ni siquiera me pusieron un minuto como para pisar la cancha. Como jugador era un gran corredor, corría para todos lados, yo quería destacarme en algo».

Nacho no tenia condiciones para ser un gran jugador de fútbol. Se puso triste pero no se desespero, ni se enojó con su técnico ni recurrió a la violencia. Pero tampoco se conformo con esa situación, que era un bajón, siguió adelante y fue a buscar otro destino…

«También hice boxeo en el gimnasio Municipal. Yo necesitaba andar bien en algo, ser bueno en alguna cosa, lo que sea, tener amigos, pero «me llenaron la cara de dedos». Me pegaron mucho, aunque tengo los mejores recuerdos de ahí. Un gimnasio de boxeo es muy divertido, haces muchos amigos, cuando nos sacaban a correr me decían que tenía que ser corredor, que era muy rápido, pero yo pensaba que no me iba a gustar el pedestrismo, tenia ese prejuicio que era aburrido».

Tampoco tenia «pasta» para el boxeo, pero esa frustración no lo hizo caer en el alcohol o en las drogas, parecería que tuvo alta tolerancia a la frustración. La frustración es parte de la vida, no todo lo que queres lo vas a alcanzar siempre y en el momento que a vos se te plazca. Nacho Valin, a pesar de todos los sin sabores, siguió adelante, busco la variante, nunca renuncio a su meta, que era la de «destacarse en algo».

«Cuando arranque a correr sentí que realmente era lo mío, Amo correr, salgo con mi novia que también corre y estudia conmigo en el instituto. Me gusta salir por la «defensa» y mi trayecto favorito es por carretera la cruz, mi entrenador es Federico Bruno quien me pasa la rutina desde donde este, es un genio para mi, como atleta y como persona es un grande».

Uno lo imagina corriendo por el viejo camino sureño, que le llaman «Carretera la Cruz», lleno de voces del pasado, de cuchilleros de la nostalgia, guapos arrogantes de la vieja y portuaria Concordia, «Cuna de Grandes Campeones». Yo no se como hacen para ser la mayor y mejor cantera de corredores, futbolistas y obviamente mejores boxeadores de la historia… Como me dijo una vez el boxeador Nicolás «El Chila» Acuña»: El que no es guapo lo sacamos a cascotazos».

«En mis ratos libres toco la armónica, la guitarra, canto, algún día voy a venir a la radio a tocar. O me voy a lo de mi novia, estoy re enamorado (se emociona y se le humedecen sus ojos), pienso algún día en casarme, tuve otras compañeras pero ella es como ninguna, me hace sentir muy bien».

Acá casi se nos desmorona «Nachito» ¿Quién dijo que ya nadie muere de amor? Hasta en ese barrio de guapos, que «brillan a la luz de la navaja», siguen saliendo románticos como él y «como los de antes…».

«Soy herrero con mi papa, para hacerme unos mangos, si dios quiere seré Profesor de Educación Física. Mi gran objetivo es entrar en un Juego Olímpico (que es para unos pocos en el mundo), también sueño con un juego panamericano, que es muy importante a nivel continental».

Este gurí, de la vieja y digna clase obrera argentina, vuela por el «viento de los sueños», lo van llevando por sus caminos, los sueños son necesarios como los ojos. Podes perder hasta el agua, el pan, pero no los sueños, por que te morís… y a fuego lento.

Ignacio Valin, quien tiene resortes en las piernas, alas y turbinas en los brazos, tiene un «pacto secreto con la gloria». Porque «quiere destacarse» en algo y se mantiene firme en esa meta. Puede cambiar su plan, su estrategia, menos ese objetivo… ¡Ese sueño de «destacarse en algo» no se negocia! Por ahora, destrozando a su competencia, a los relojes, y «haciendo de goma los cronómetros», viene derechito y decidido a lograrlo…

LA LEY DEL DEPORTE

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