La Ley del Deporte

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DIRECTOR DEL CENTRO PRODUCTIVO SAN CAYETANO GUSTAVO GODOY EN «LA LEY DEL DEPORTE» (29/4/21)

Si venís desde Buenos Aires por la Autopista Nacional 14, y tomás la avenida Presidente Perón, ves a Concordia desde lejos. La contemplás cuando decidís el acceso sur y pasas encima del arroyo Yuquerí Grande sobre el Puente Alvear. El primer barrio a mano izquierda es el José Hernández, uno de los más carenciados dentro una de las ciudades más necesitadas de todas. Y si venís desde Concordia: simplemente es el barrio que está «detrás del Hospital Carillo».

En ese barrio hay un referente que convierte su espacio y su vivienda, en un lugar de encuentro y alimentación. El hombre de la historia de hoy vive junto con su esposa e hijos, y reciben a varios colaboradores que forman parte del «Merendero San Cayetano”.

Merendero San Cayetano está en Cortada 51 y Sargento Cabral. Combaten el auge del consumo de drogas y sus trampas. Son organizadores de entrenamientos deportivos, comidas solidarias, y además enseñan y dan trabajo a los vecinos.

Es una institución sumamente humilde que se ofrece, se la pasa concientizando sobre la drogadicción, la violencia, la Fe en Dios… Además de poner «manos a la obra» haciendo realidad sus proyectos. Es un placer darle la bienvenida a mi compañero del Consejo Municipal de Prevención de Adicciones, Gustavo Darío Godoy:

«Hola, Fede, como estás. Yo soy de calle Colón y Alberdi, del barrio Vélez Sarsfield. Cuando nací mi mamá y mi papá no tenían casa, entonces fui hospedado en lo de la escribana Rosita Font en Mitre y Rivadavia. Mi papá se va de casa cuando yo tenía cinco años y mamá era empleada doméstica, muy querida por los patrones. Ella nos crio sola, como mejor pudo. Tengo tres hermanas. Y fui a la escuela Vélez Sarsfield».

«Tuve acceso al club Ferro, Estudiantes, Libertad, Alumni. Jugaba al básquet con Jorge Taborda y el profesor de educación física, Luis Fonseca. Pero siempre me gustó el atletismo. Fui bastante conocido en el ambiente. Me entreno Enrique Costa Leites, luego Juan «El Padre de la Maratón de Reyes» López, quien ha venido al barrio ya de grande, un ser humano increíble, con una herramienta para carpir el campito de la esquina. En esa época nos ayudaba mucho la Asociación Concordiense de Atletismo, de la mano de «Batata» Cresto».

«Mi viejo empezó a correr ya de grande para acercarse a mí y poder conectarnos. Sé que me quiso como pudo. Empezamos a reconciliarnos. Cuando me llamo y confesó que estaba muy enfermo estuve hasta el último momento con él. Fue muy dolorosa su partida».

«En el barrio coseché muchos amigos. El barrio nos cuidó, nos cobijó. Uno se da cuenta ahora de grande. Acá estoy muy demandado, aunque debería ir a verlos un poco más».

«Mi historia cambia cuando me caso y Dios me trae para este barrio porque allá estábamos en una zona inundable. Mi suegro me dice que se vendía una casita. Acá se necesita cuidar de la niñez, ya que son maltratados, tan niñas y ya con hijos, con adicciones. Hay cinco Fuerzas y la droga «corre por las calles…»

«Empecé todo este trabajo porque tenía un hermano que estaba en consumo, lo acompañé en el tratamiento, pero no paró nunca de consumir, no se pudo recuperar, y quedó de «soldadito». Hoy no se nada de él, desde hace como cuatro años que está desaparecido. Se lo tragó la droga, los que vendían, las mafias, la corrupción. Es el único hermano que tengo«.

«Confío en Dios, me he enojado porque lo he buscado y no lo pude localizar. Pero encontré muchos hermanos en el camino, cientos de chicos. Todo lo que hago lo hago por el. Sé que este donde este… Dios lo va a estar cuidando. Y si no… Uno hace todo lo posible, pero a veces no alcanza… La Fe, y ver en cada uno de los pibes a mi hermano, me movilizan, me dan fuerzas para seguir trabajando».

«Fui a la iglesia por mi hermano, y quedé muy impactado. No salí igual de ahí. Nunca más la abandoné ni fui la misma persona. Empecé a confiar y a entregarme a Dios. A crecer en esto. Todo empezó transformarse, y hoy los cambios son enormes».

«Felizmente, hay mucha gente que trabaja donando, cocinando, dando comida, y fuerza espiritual. En nuestro comedor comunitario hacen fila esperando por como trescientas porciones que servimos por día. Vos los has visto cuando viniste. Hay muchos voluntarios que trabajan y se brindan de cuerpo entero. Hoy le damos trabajo a veinte personas».

«Nosotros siempre estamos en marcha, sirviendo, dando, los gurises nos impulsan, y cuanto recibimos no tiene precio. Deseamos que la sociedad vea el potencial que tienen, no todo es malo en ellos. Dios me acompaña en sacar lo bueno que hay dentro. Es muy feo verlos tirados, abandonados, robándole cosas a los padres y que vendan todo por drogas, que se lastimen, que sean corridos por la policía».

«Estamos siempre hablando, dando apoyo, contención, palabras de aliento. La gente está encerrada y hay «muchos problemas en la casa», convivencias difíciles, pobreza, consumos problemáticos, etc. Se siente que el estado de tensión que ha ido en aumento. Un persona que no le alcanza para vivir se convierte en enemigo de la sociedad».

«Vendemos a muy buen precio productos de higiene y limpieza y el envío es gratis. Ayuda a que la gente disminuya el riesgo de contraer el Coronavirus y los pibes laburen, se dignifiquen, y se hagan de «unos mangos». Siempre respetando normas de convivencia, y respeto por el compañero».

«Hacemos contención con niños en una escuela de futbol que nos puso Caritas. Pensábamos tener unos chicos, pero afortunadamente se sumaron más de lo que esperábamos. Todo esto le da un aire nuevo al barrio. Algo concreto que nos transforma en una familia más unida. Por eso es importante que la gente pueda conocer todo lo que se hace para recibir una contribución».

«Damos clases de apoyo. Acompañamiento a madres embarazadas, a mujeres en situación de violencia doméstica con la ayuda de Caritas Argentina. El que quiera se acerca, solo necesita voluntad, de lo demás los guiamos nosotros».

«Estamos trabajando con un gringo del campo re macanudo que nos acerca verduras y productos de granja a muy buen precio para que los gurises puedan ganarse la vida dignamente. Son productores de la zona que ayudan desinteresadamente, y ellos también tejen esta «red de dignidad».

«Ahora empezamos con el proyecto de reciclado con una Cooperativa. El padre Néstor Toller de la Parroquia Del Valle nos apoya en lo económico del proyecto para poder invertir y mejorar la estructura».

«La espiritualidad es el eje central: oramos de mañana, meditamos. Se genera una dinámica muy linda, da una energía muy poderosa. Apuntamos a llegar a ellos con un mensaje de esperanza en tiempos de profunda desazón. No desperdiciamos la oportunidad de hacer algo por el otro. Hacer el bien nos hace bien».

«Este barrio está muy golpeado por la falta de trabajo, aunque sean informales. Es por eso que quienes estén holgados, pueden colaborar y quieran, serán bienvenidos. Las necesidades aumentan con estas epidemias. Acérquense a ofrecer su corazón».

«Antes algunos me atacaban, pero ahora la gente nos recibe con amor, entusiasmo, y nos alientan. Hoy vamos a Carretera La Cruz a vender, ayer estuvimos en Fátima, Nebel, y en el Carrillo. Es gratificante y alentador que nos quieran. Te pone contento, estimula a seguir y creer en todo este trabajo que, como vos Fede, intenta promover los buenos valores».

El culto de la solidaridad encuentra tierra fértil en Merendero San Cayetano. Y es más que fe y alabanzas a Dios. Ellos alimentan su pertenencia con un trabajo social dedicado a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Se trata de una convicción de fe que crece y cuyo rol social es valorado cada vez más hasta por la esfera política. Se mira y se admira la penetración en las barriadas populares que tienen los líderes espirituales de estas comunidades, como Gustavo Godoy.

La solidaridad en pandemia potencia la ayuda de estos héroes de merenderos. Con comedores, ollas populares, bolsones de comida, ropa o insumos médicos. No menos valiosos que quienes brindan contención y apoyo en educación o en superar adicciones desde una base más científica. Todo sirve si la persona es buena.

Solo nos traerá progreso, recomponer la cultura del trabajo, el esfuerzo y poner políticas de estado que trasciendan los colores políticos. La necesidad de un diagnóstico honesto e independiente de nuestra pobreza estructural debe ser prioridad. Además de inversiones y generación de empleos para una ciudad que lleva años liderando las estadísticas negativas de pobreza en todo el país.

Es sumamente alentador ver el trabajo Gustavo y María. Como dijo Gustavo Godoy: «En la vida tenés dos opciones: o te quejas, renegás de tu situación, y hacés de tu vida un infierno… ¡O te transformas, trabajas para cambiar tu realidad, y la de los otros!».

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