La Ley del Deporte

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ECO CICLISTA ARNOLDO «PEPE» SERRANO «EL QUE PEDALEA POR TODA LA ARGENTINA» EN «LA LEY DEL DEPORTE»:

El hombre de la historia de hoy nació en San Cayetano, provincia de Buenos Aires, hace 84 años, y se crio sobre las costas de Necochea, pero se ha radicado en Concordia desde hace muchos años. Es papá de tres hijos, ha sido dueño de un reconocido comercio de nuestra ciudad, y es, sobre todo hoy en día, un aventurero o ecoturista.

Trabajó en Necochea y en la Represa el Chocón. Luego en la de Concordia. En 1982, le dijeron que tenía que irse a Yaciretá, pero se negó para que sus hijos puedan estudiar acá, donde se quedó.

Decidió, con un familiar, poner un negocio de venta de sandwiches, lo que hizo hasta que se jubiló. Enseguida «patio el tablero» y se dedicó a viajar por todos lados en su bicicleta. «toco la banda». El sueño de más de uno. A disfrutar de su bien ganada libertad. A «patrullar» el cono de América del Sur. Bienvenido Arnoldo “Pepe” Serrano, a «La Ley del Deporte»:

«Yo nací en un pueblo llamado San Cayetano, al sureste de la provincia de Buenos Aires, cerca del mar. Y me crie en Necochea, frente al mar, que queda a noventa kilómetros al noreste».

«El día que cumplí 77 años, decidí ponerle punto final a mi vida laboral. El reloj seguía corriendo, el mismo que veía todos los días al despertarme y siempre haciendo lo mismo, tenía la misma rutina, compras, producción, ventas, y siempre pensando en el trabajo, en nuestro negocio familiar, que era nuestro método de subsistencia». 

“Me cansé de recorrer los mismos caminos, repetía los paisajes, me pasaban cosas iguales, y quería conocer nuevos lugares, quería andar y andar. Entonces prepare mi bicicleta, en la que llevo cargada las cosas necesarias, para cuando los pedales dejan de rodar y mi cuerpo necesita descansar».

«Primero programé «la vuelta a Entre Ríos», la que me llevó unos 1100 kilómetros y 16 días aproximadamente, saliendo hasta Chajarí, recorriendo el norte de la provincia, la costa del Río Paraná, y volviendo a Concordia, luego de mi paso por Gualeguaychú».

«Una vez finalizada esta, programé “la vuelta al Uruguay”, la que me costaría unos 2200 kilómetros, el doble que la anterior. La vuelta a la República Oriental del Uruguay se vio interrumpida por el cumpleaños de uno de mis hijos en Gualeguaychú y el de una de mis nietas en Santa Fe. Una vez culminadas las obligaciones, retomé mi viaje. Volví donde había cortado, en Carmelo, Uruguay, para darle fin después de 30 días».

«Mientras planificaba ese viaje, se me ocurrió unir el Océano Atlántico con el Pacífico. Primero fui a Paraná, luego a Santa Fe, a Rosario, Río Cuarto, Villa Mercedes, entre otros pueblos, hasta llegar a Mendoza. Pasé a Chile por Las Cuevas, bajando por los Caracoles chilenos».

«Con un cambio de ruta imprevisto, llegué a Concón, a Reñaca, a Viña del Mar, Valparaíso, hasta llegar a Santiago. Luego emprendí mi viaje desde la capital chilena hacia Osorno, luego Puerto Varas y Puerto Montt, hasta que llegue a la Argentina, por Samoré».

«Y de ahí a Villa La Angostura, recorriendo el camino de los Siete Lagos, arribé a Zapala, pasando por San Martín y Junín de los Andes, todo en la provincia de Neuquén. Crucé por la provincia de Río Negro, recorriendo General Roca, Villa Regina, Choele Choel, Río Colorado, hasta llegar al sur de Buenos Aires, después a Bahía Blanca, luego de pasar por Sierra de La Ventana, para llegar al centro de la provincia de Buenos Aires».

«Pase por mi ciudad natal, San Cayetano, de ahí a Necochea, localidad que me vio crecer. Y después de mi paso por toda la Costa Atlántica, y mis 5500 kilómetros, retome el camino a casa, hacia Concordia, por suerte me ha acompañado mi salud y mi genética”.

«Las tres travesías sumaron unos 9250 kilómetros, en 144 días, en solitario, pero acompañado de las redes sociales, los contactos por teléfono y la solidaridad de la gente en el camino, que fue fantástica, y que hicieron el paseo más placentero. En realidad son cuatro, en medio de la vuelta a Entre Ríos y al Uruguay, fui y vine a Gualeguaychú».

«Voy preguntando donde comer y poder hacer noche, después de hablar con varias personas y sacarnos fotos, me preguntan si no quiero descansar un poco, me llevan a sus casas, contamos anécdotas, y me sirven de todo para hidratarme y alimentarme. Un solitario viajero disfrutando de la calidez humana que existe en pueblos donde se puede dormir con las puertas abiertas».

«Me alimento con una base de Nueces, pasas de uvas, almendras y mucha, mucha agua, y con lo que voy encontrando al paso. Rescato el apoyo de mi familia que avala y siempre está pendiente y esperando felizmente que yo llegue».

«Cuando me encuentro en Concordia, camino 10 kilómetros, 5 a la mañana y 5 a la noche, para seguir en movimiento cuando descanso de mi bicicleta».

“De joven tienes una vida llena de tiempo, y quizás lo desperdicias. Ahora de grande, encontré una forma de vida y no perder ni un segundo en conocer lugares y tener nuevas experiencias. Es lo mejor que pude haber logrado para los años que me restan, disfrutar cada lugar nuevo que conozco”.

En las ciudades, los horarios, las corridas y el estrés son comunes, en las oficinas no se escucha el cantar de los pájaros ni el murmullo del viento. Mientras el embotellamiento vehicular es moneda corriente, el nerviosismo por llegar tarde a trabajar nos enerva, cuando cobrar las deudas o pagar los impuestos nos apremia, durante el tiempo que llenar la heladera o comprar ropa adecuada, nos urge, o en el mismísimo momento en que los chicos llegan tarde a la escuela y nos dejan los «pelos de punta», «Pepe» está pedaleando y gozando.

En el instante en que todos estamos frenéticamente «atajando penales», en «modo supervivencia», «Pepe» prepara tranquilamente su equipaje, poco para no llevar mucho peso, y pedalea por todo el sur de América. Conociendo otros paisajes, otras montañas, otras playas, distintas selvas, grandes desiertos, climas, otras culturas… Y, fundamentalmente, otra forma más amable, tranquila y saludable de vivir la vida. Desconectado de tantas urgencias y miserias, y conectado con su mundo y su planeta.

LA LEY DEL DEPORTE

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