La Ley del Deporte

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BASQUETBOLISTA ARIEL «EL PULPO» BLANC EN LA LEY DEL DEPORTE (7/9/18)

La Ley del Deporte recibió y homenajeó a un deportista diferente a todos. Jamás fue un jugador más. Ariel «El Pulpo» Blanc fue un tipo determinante y desequilibrante en todos los sectores de la cancha. Un pibe que se tuvo que ir adaptándose a medida que Estudiantes de Concordia ascendía en las divisiones del básquet profesional.

Se destacó jugando como una bestia en «tierra de gigantes». Fue un gladiador que en vez de portar armas portaba una pelota y bombardeaba los aros rivales desde todas las distancias (tanto de 2 como de 3 puntos) y desde diferentes tipos de ángulos. Con solo 1,85 cm tenía una determinación y un coraje que imponía respeto en las defensas contraria. Bajo el tablero y también en la periferia.

«El Gigante Verde» ardía en llamas cada vez que tocaba la pelota porque se sabía que algo distinto, algo que rompa con la tranquilidad del juego podría llegar a suceder. Con esas armas logro derribar a jugadores de más de 2 metros de altura y 120 kilos. Fue un David en la tierra de Goliat.

Nacio en Estudiantes y jugo desde niño hasta hacerse grande y convertirse en un idolo de la hinchada del «Verde». Es un «canterano». Para La Ley del Deporte Ariel Blanc lo tenía todo y por esfuerzo personal: elasticidad, saltabilidad, poder de gol, rebotes, asistencia, ascendencia en el grupo, gran manejo de pelota y una mentalidad ganadora a prueba de bombas atómicas.

Esto dijo el carismático, el preferido de la banda verde, de la platea femenina, el sanguíneo y efervescente jugador de torneos locales, provinciales, regionales y nacionales. Y hoy  técnico de Ferro en el Torneo Federal de Básquet:

«La verdad que me llena de emoción la presentación de «Pelusa», mira como me dejaron la «piel de gallina», estoy muy emocionado. Te agradezco a vos también «Lobo» porque es la primera vez que me hacen una nota así, un homenaje a mi carrera como jugador de básquet». 

«Yo arranco de chico en Estudiantes. A los 8 o 9 años. El plantel superior jugaba Liga Nacional así que imagínate que me tentaba estar en el club del que era hincha. Iba siempre a la cancha a ver a la primera. Era un imán muy fuerte estar ahí y vivir todo ese mundo de famosos».

«Estudiantes jugaba en Capuchinos o en Ferro porque nuestra cancha estaba en construcción. Entrenábamos ahí pero se inundaba toda, se iba haciendo por partes. No estaba en buenas condiciones, fue un proceso muy lento. En inferiores teníamos que hacer de local en el club Sargento Cabral».

«Yo debuto en primera a los 15 años. Me gustaba jugar en el cuerpo a cuerpo, ir al roce físico debajo del tablero. Siempre me llamaban de Capuchinos para jugar los provinciales y regionales porque eran ellos quienes salían campeones y se clasificaban. Ya nosotros en Estudiantes sufríamos una crisis institucional muy grande».

«Luego fuimos mejorando de a poco, ascendiendo con «El Verde» de divisiones hasta ser mas competitivos y jugar en el Torneo Nacional de Ascenso. Traían jugadores todos los años, cada vez de mayor trayectoria, más jerarquía y obviamente de mayor tamaño. Jamás sentí eso como una amenaza, todo lo contrario… era un honor, una alegría  y un privilegio jugar con tipos de Liga Nacional. Y un desafío muy grande y lindo poder seguir jugando y tener algunos minutos en cancha».

«Tuve que adaptar un poco mi juego. Tenia cada vez menos desnivel y desequilibrio en la «zona pintada» porque había tipos demasiado fuertes y altos, entonces empecé a entrenar mucho el goleo a la carrera de 2 puntos, la precisión en el manejo de pelota con mucha más aceleración, trabajar mucho la explosividad, y elevar el porcentaje en los lanzamientos de 3 puntos».

«Si, yo entrenaba a full y más aún. Recuerdo que con 16 me metía en el gimnasio Atenas con el jugador de vóley Fabian «El Chepa» Pratt y practicábamos los dos solos saltabilidad, hacíamos pesas, técnicas de elevación y todo eso, iba a la secundaria y pensaba mucho en el básquet, en mejorar siempre».

«Si, la verdad es que como decís vos, visto en retrospectiva no es fácil conseguir un tipo con mis características. Que meta 20 puntos por partidos, ahora como entrenador busco jugadores en internet y es difícil, tenes razón. En ese momento no me daba ni cuenta».

«Luego decidí ejercer mi carrera como Profesor de Educación Física. Tenía familia, más responsabilidades y menos tiempo para entrenar. Un día me llaman de Ferro y ahí estuve unos cuantos años y más que feliz. Hoy dirijo la 1° división por segunda temporada consecutiva y me siento muy a gusto. ¿Si me pesa mandar a «El Cabeza» Cabrera ahora que soy su entrenador? No, para nada si como compañero siempre lo mandé».

«Estudiante es mi vida, me haces esta pregunta y se me llenan los ojos de lagrimas. Es mi casa, mi patio, mi club, mi vida entera. Aprendí mucho de todo no solamente de básquet, hice amigos, compañeros, llegue siendo un niño y me fui a Ferro siendo un padre de familia y un profesional».

«Muchas gracias por todo «Pelu» y «Lobo», me sentí muy cómodo en la entrevista, de corazón se los digo, se me hizo re corta. Déjenme mandarle un saludo a mi hija Anto, a mi hijo Milo y a Valen, mi mujer. Los amo mucho obviamente con todo mi corazón».

Esta es la historia de un jugador de básquet que tuvo la inteligencia de saber que era hábil para algunas tareas en la cancha y físicamente incapaz en otras. No es tan fácil conocer tus habilidades y limitaciones y poder ajustarte a esa situación sobre la marcha. El no estaba físicamente dotado para ser un jugador de básquet profesional, pero al saberse débil en ciertas facetas, lo hizo un jugador muy fuerte, sobre todo de cabeza. Su «área de excelencia» estaba dentro de su cabeza.

El ex boxeador campeón del mundo Crucero y Pesado Evander Holyfield dijo: «si vos no sos fuerte de cabeza… no sos fuerte en nada». Ariel «El Pulpo» Blanc nunca lo dijo, pero más que seguro que siempre lo supo…

LA LEY DEL DEPORTE (JUEVES 20 HS RADIO MATRIX 94.9).

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